Llegó el día añorado, llegó el día deseado por todos,
ese por el que venimos soñando todo un año.
Nuestra estación de penitencia, es un ejercicio de responsabilidad,
de fe y de testimonio público de nuestras creencias más profundas.
Todo está preparado, todos estamos preparados,
porque ciertamente el silencio en Almendralejo tiene ecos,
en noche de Jueves Santo el silencio suena a música de capilla,
a crepitar de cera y rachear de zapatillas, a saeta desgarrada,
suena a Jesús del Gran Poder, a Madre de los Dolores….,
pero también suena a Buena Muerte y Vera Cruz, y a los
Misterios Dolorosos de la dulce Madre de la Merced y
Su Santísimo Cristo.
Es un esfuerzo común por el que las Hermandades
ponen en las calles la cercanía que no se sueña,
sino que se llora y se reza en el silencio,
de nuestra fe más sencilla y más sublime,
la que ganamos cada año con nuestro sacrificio,
nuestra piedad y nuestra misericordia,
convirtiéndonos en Cofradía.
El reguero inmaculado de nazarenos
es la mejor muestra de la pureza de corazón
con la que hacemos nuestra estación de penitencia,
perdonando a los que nos ofenden y amando a nuestros hermanos.
Que así sea hermanos.
Os deseamos una magnífica estación de penitencia.
ese por el que venimos soñando todo un año.
Nuestra estación de penitencia, es un ejercicio de responsabilidad,
de fe y de testimonio público de nuestras creencias más profundas.
Todo está preparado, todos estamos preparados,
porque ciertamente el silencio en Almendralejo tiene ecos,
en noche de Jueves Santo el silencio suena a música de capilla,
a crepitar de cera y rachear de zapatillas, a saeta desgarrada,
suena a Jesús del Gran Poder, a Madre de los Dolores….,
pero también suena a Buena Muerte y Vera Cruz, y a los
Misterios Dolorosos de la dulce Madre de la Merced y
Su Santísimo Cristo.
Es un esfuerzo común por el que las Hermandades
ponen en las calles la cercanía que no se sueña,
sino que se llora y se reza en el silencio,
de nuestra fe más sencilla y más sublime,
la que ganamos cada año con nuestro sacrificio,
nuestra piedad y nuestra misericordia,
convirtiéndonos en Cofradía.
El reguero inmaculado de nazarenos
es la mejor muestra de la pureza de corazón
con la que hacemos nuestra estación de penitencia,
perdonando a los que nos ofenden y amando a nuestros hermanos.
Que así sea hermanos.
Os deseamos una magnífica estación de penitencia.
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