A lo largo de estos últimos años nuestra
Cofradía ha renovado, recuperado y estrenado enseres, pasos, estandartes,
bordados... ha ampliado en definitiva nuestro patrimonio. Entre los objetivos a
conseguir de un corto a medio plazo era el de tener un local donde estos
enseres estuvieran resguardados y conservados dignamente. Era penoso ver que lo
que se había conseguido con tanto esfuerzo, en poco tiempo era pasto del polvo,
polillas o de las inclemencias del tiempo.
Otra de las razones de peso era que, llegado el
tiempo de los ensayos, las condiciones de trabajo que sufrían nuestros hermanos
costaleros eran pésimas. Recuerdo que desde que se creó este grupo, allá por el
año 1988, ha habido 12 cambios de sede, casi uno por año y, la verdad, en la
mayoría de las ocasiones no es que estuvieran mal adecuadas si no que se
carecía de lo más imprescindible, tanto en higiene como en comodidades;
ensayando entre barro, polvo y suciedad, sin contar con luz o sin poder salir a
la calle, en un mareante tiovivo alrededor de la nave.
Ante tales vicisitudes, la Junta de Gobierno
decide poner en marcha un plan para la consecución de un local como almacén de
pasos, y así, en el año 2002, después
de visitar varios locales o naves que no se adaptaban a nuestras necesidades,
bien por la lejanía o bien por sus dimensiones, se nos cruza en nuestro
peregrinar, y nunca mejor dicho, un local, que aunque en un principio no fue
del agrado de la Junta de Gobierno, por los inconvenientes que presentaba:
calle de tierra, o más bien, de barro, poca iluminación exterior, zona poco
accesible y transitable, sí tenía algo que en aquellos momentos resultó crucial
para su elección: el precio. Se decide optar por la compra de un local situado
en la calle Pascasio Fernández, en el número 38. De esta forma se hace entrega
una primera cantidad de 3.000 € a modo de señal de compra mientras se ultiman
los detalles para la consecución del préstamo para la adquisición. Sería el día
4 de Abril de ese mismo año cuando recibiríamos las llaves. El local cuenta con
una superficie de unos 140 metros cuadrados cubiertos, más otros 30 metros
cuadrados de patio, siendo el estado de conservación bastante bueno.
Pero desde ese mismo momento surge un
ilusionante proyecto mucho más ambicioso para este nuevo local que se ha
adquirido, convertirlo en Casa de
Hermandad.
En principio, el local consta de una
primera nave, con dos dependencias interiores, de las cuales una sería acondicionada
para convertirlas en oficina y sala de
juntas. La idea es poder, en un futuro inmediato dotarla, de los medios
necesarios (ordenador, ficheros, archivadores...) para que sirva a su vez para
realizar las reuniones de la Junta de
Gobierno y poder contar con un sitio donde realizar las gestiones propias de Mayordomía,
Secretaría y Fiscalía.
La otra dependencia de la primera nave será para
uso de Priostía, con un pequeño taller con herramientas, banco de trabajo y
todo lo necesario para que en ella se realicen labores de carpintería, costura,
limpieza de enseres y mantenimiento. Sobre estas dependencias hay, a forma de
un antiguo desván, el cual en un principio podría ser usado como almacén para
la cera.
Todos los proyectos de rehabilitación se rompen
repentinamente cuando recibimos una información sobre el local que nos tenían
cedidos para guardar los pasos, una posible intervención del Juzgado sobre una
posible orden de embargo del mismo; lo cual nos hacen temer por nuestras
pertenencias, ajenas a esta situación, lo cual hace que en poco menos de 24
horas se tuviera que realizar todo el traslado de pasos y enseres a nuestro
local, el cual aún no estaba acondicionado. Fueron momentos de mucha tensión y
así el día 1 Junio pasamos a ocupar inesperadamente lo que debería ser en un
futuro la Casa de Hermandad. Ante esta condiciones y en espera de la
ratificación por el Cabildo General Ordinario de la compra, los primeros
trabajos fueron los de limpieza y desinfección (puesto que la nave no
presentaba un aspecto muy higiénico por la labor que se había venido
desarrollando en sus dependencias) para pasar después a los de albañilería.
Aquí nos encontramos con un problema ya
consabido: el económico. Para afrontarlo, el 25 de Julio, se hizo el sorteo de
un ordenador, donde, una vez más, contamos con la inestimable ayuda de los
costaleros, comprometiéndose en la venta de las papeletas que se sacaron a tal
fin.
Con
el dinero recaudado se lució el local interior y exteriormente, se derribó un
pequeño servicio que inutilizaba la nave para los ensayos, se mejoró la
instalación eléctrica, dotándola de una buena iluminación, se levantó una
habitación interior, el falso techo y el piso, se sustituyeron los cristales
rotos y se ha habilitó una instalación de agua nueva. Además, se llevó a cabo
una labor del pintado interior y la
fachada que rayan lo artístico y un sinfín de pequeños arreglos, que,
realmente, hicieron de las instalaciones un lugar confortable. La “guinda” de
todas estas reformas se puso en el adecentamiento de la fachada, en la que se rotuló
el nombre de la Hermandad en finos azulejos de cerámica, donados por una devota
hermana, y se pintó el escudo de la corporación.
En
otro orden de cosas, nuestro hermano Francisco Trinidad, en colaboración con
Víctor Díaz, realizaron un espectacular mural pictórico interior, alegórico a
nuestra Hermandad, que constituye una auténtica obra de arte, y que presidirá
los actos que se celebren en la nave central.
No obstante, aún nos quedaban muchas cosas aún por hacer: preparar el patio
interior, techar por completo la segunda nave, levantar unos servicios
adecuados, preparar una escalera de acceso a la sala de enseres, acondicionar y
preparar las oficinas, agrandar la puerta de entradas, colocar falso techo...
El trabajo durante ese verano de 2002, fue arduo,
pero mucho más fuerte la ilusión. Desde ese momento nos dimos cuenta que
cualquier cosa, por pequeña que fuese, que se hiciese en ese local revertiría
en la Hermandad, en su engrandecimiento y más sabiendo que debería ser algo nuestro.
Así, el 25 de Enero de 2003, en Cabildo General
Extraordinario se aprobó por unanimidad la adquisición del local con el fin de
destinarlo a Casa de Hermandad y almacén. El montante total de la operación
será de 39.065 euros, cuya financiación se realiza mediante la solicitud de un
préstamo a la entidad financiera Caja Sur por valor de 36.000 euros, abalado
por todos los miembros de la Junta de Gobierno, mientras que el resto se
abonará con fondos de la hermandad.
El préstamo será amortizable en diez años con
pagos semestrales. Según se acordó en el mencionado cabildo, la adquisición de
este local no debería suponer el aumento de las cuotas anuales de nuestra Hermandad,
aunque ello no impide que la Junta de Gobierno decida poner en marcha
iniciativas que ayuden a la financiación de la operación. Así, la primera de
ellas es la edición de unos bonos de suscripción en los que tanto los hermanos
como los devotos de la cofradía podrán hacer constar su aportación y el modo en
que desean hacerlo, repitiendo la experiencia que ya se puso en marcha con
motivo de la adquisición de los nuevos pasos.
El 21 de marzo de ese año tuvo lugar la
bendición e inauguración oficial de nuestra Casa de Hermandad, con un solemne
acto en el que estuvieron presentes el Párroco de Nuestra Señora de la
Purificación, D. Rafael Corraliza, así como la delegada de Cultura del Excmo. Ayuntamiento
de Almendralejo, Dª. Victoria Pérez Pachón, y miembros de las Juntas de
Gobierno de otras hermandades locales y hermanos de nuestra corporación.
El acto comenzó con la bendición de las
instalaciones por parte del mencionado párroco y, a la sazón, Director
Espiritual de nuestra Hermandad, D. Rafael Corraliza, quien significó en su
alocución que los nuevos locales que eran “centro de nuestra hermandad” con el
fin de promover el encuentro fraternal entre los hombres, de forma que se
construyan relaciones “vivas, amistosas y fraternas, que contribuyan al
desarrollo y bienestar de todos”, deseando
que el trabajo que se desarrollo sirva para dignificar el nombre de Dios y su
Santísima Madre, la Virgen de los Dolores.
Tras la bendición, el Hermano Mayor, D. Juan
Luís Ramírez, descubrió una placa conmemorativa del acontecimiento y destacó
que la inauguración de la Casa de Hermandad “es un hecho muy feliz, ya que
estas dependencias eran algo de imperiosa necesidad para el buen funcionamiento
de la corporación”, añadiendo que en ellas se revitalizará la convivencia entre
los hermanos, al tiempo que facilitará el montaje de los pasos y los ornamentos
de la procesión, al tiempo que servirá de pequeño museo de todos los enseres. Destacó
las diferentes sedes por las que ha pasado nuestra cuadrilla de costaleros,
recordando las penalidades que se han pasado durante muchos años, destacando
que las dependencias de la casa de hermandad “estarán abiertas a todo el mundo,
y no solo de nuestra Hermandad, sino del resto de las de Almendralejo”
En el año de 2005, aprovechando la entrada del
buen tiempo durante los meses de primavera y verano, se siguió rehabilitando nuestra
Casa de Hermandad, obras que un principio debido a las limitaciones económicas
no estaban en nuestras previsiones más inmediatas, pero que gracias al trabajo
de un voluntarioso grupo de hermanos y contando con la ayuda de algunas
empresas que se han volcado mostrándonos su apoyo material, se le dio un
impulso muy importante en su acondicionamiento.
El primer trabajo realizado fue el pavimentado
del patio interior con una losa de hormigón, ya que el piso con el que contaba
era de tierra y en tiempo de lluvias este era totalmente impracticable para
cualquier uso. Aprovechando el rebaje que hubo que hacer para dar las
vertientes, se abrieron los desagües y los pozos de anclaje para la colocación
de las vigas de soporte para un posterior techado. La losa de hormigón se hizo
en varios fines de semana contando con la ayuda de una veintena de hermanos
bajo la dirección de Ángel Guerrero, Lorenzo Gutiérrez, Francisco Manuel
Argüello y José Antonio Cuéllar. Una vez fraguado el piso y debido a las
gestiones y el trabajo de Manuel Mogollo, la empresa NEMOIN nos donó los
materiales necesarios para levantar la estructura metálica del techo del patio,
la cual la hicieron entre José Cotano, Francisco Javier Fernández y el propio
Manuel Mogollo. Posteriormente la empresa CALPRISA nos dio las chapas para la
cubierta, siendo Bibiano Trejo quién tubo la atención de colocar y preparar
todo el techo sin el más mínimo interés. Una vez concluidos estos trabajos,
nuestro hermano Andrés Ballesteros se dispuso a levantar los aseos que tanta
falta nos hacían, y gracias a las empresas HERGONSA por los materiales de fontanería y Juan José
González Carretero por su instalación, a PROGARAL por los sanitarios y CONTRUCCIONES
HNOS. BALLESTEROS por los azulejos, disponemos de unas instalaciones adecuadas.
También debemos agradecer a la empresa TUBEX la cesión de una hormigonera.
Pero estas mejoras tan sustanciales no
finalizaron ahí. Debido al trabajo principalmente de los hermanos, Manuel
Iglesias Porrón, Francisco Lavado Ciborro y Alonso Álvarez con la ayuda en
muchos momentos de Francisco Trinidad, por gentileza de MUEBLES EL ZAMORANO
se preparó una barra dotada de cocina,
también se construyó una escalera de
acceso a la parte alta y se realizó toda la instalación eléctrica.
Si durante estos dos últimos años la principal
actividad estuvo encaminada hacia la remodelación y acondicionamiento de la
Casa de Hermandad, el año de 2006 supuso un incesante trabajo más de tipo
administrativo y oficial, se trataba de enmarcar nuestra Casa de Hermandad
dentro de la normativa legal. Se tuvieron que hacer una serie de procedimientos,
bastante costosos tanto en lo económico como en lo jurídico, para poder inscribir
convenientemente ante el Registro de la Propiedad la Casa de Hermandad. El día
2 de Agosto por fin se pudo escriturar la misma a nombre de la Hermandad.
La Casa de
Hermandad ha supuesto un antes y un después en el devenir de esta Cofradía, ya
que ha tenido mucho que ver en su crecimiento humano y espiritual. Gracias a
ella se han podido acometer actuaciones de gran repercusión para nuestra
Hermandad y nuestro pueblo. Recuerdo tiempos pasados de recoger los enseres el
Sábado Santo y no tener contacto con los hermanos, salvo la Junta de Gobierno,
hasta el año siguiente por Cuaresma, cuando en la actualidad la frase más
repetida es “hasta mañana”.
Durante los
últimos años, cuando nos dejaban un local para ensayar y tener guardados los
pasos, lo primero que hacíamos eran el colocar algunos carteles de Semana Santa
en las paredes, es lo que nos gusta y así pretendíamos crear un cierto ambiente
durante los ensayos, pero sabíamos que antes o después habría que quitarlos y
muchas veces eso te rompía los esquemas de unión y la desazón se apoderaba de
nosotros. Hoy es diferente. Tenemos un sitio, un lugar, algo donde sabemos que
las puertas se encontraran siempre abiertas para el hermano, donde nuestros
jóvenes puedan realizar sus actividades de pintura, las casas del belén, sus
reuniones... Donde nuestras mujeres
podrán coser, bordar, preparar las flores... Donde los costaleros podrán
ensayar, charlar y tomarse una copa...
Donde nuestra Junta de Gobierno pueda tomar sus decisiones. Un sitio
donde nuestros pasos y enseres tengan las mejores condiciones de cuidado y
preservación. Un patrimonio donde encontrar la base de futuras
adquisiciones. Donde poder crear, al fin
y al cabo, Hermandad.
Sirvan estas
líneas para invitar a todos lo hermanos a visitar nuestra Casa de Hermandad,
conocerla y utilizarla. Así mismo, la Junta de Gobierno, quiere agradecer muy sinceramente a todas aquellas personas que
desinteresadamente hayan aportado su trabajo, su tiempo libre, sus donaciones o
simplemente sus palabras de ánimo para la consecución de este proyecto del que
nos sentimos hoy en día orgullosos de lo
realizado.
Desde aquí
queremos a todos los hermanos a que hagáis uso y conozcáis, el que no lo haya
hecho todavía, del lugar donde permanece encendida todo el año la llama viva de
nuestra Cofradía: LA CASA DE HERMANDAD.