Nuevamente y desde hace ya 45 ejercicios nos encontramos una vez al año para dar gracias a Dios por habernos regalado la Fe en el Señor del Gran Poder. Llevamos muchos años de relación y además esa relación sé a ido estrechando entre nuestras hermandades poquito a poco y se ha ido estrechando también entre las personas que formamos esas hermandades.
Sin lugar a dudas, a mí como a vosotros os pasará igual, me da mucha alegría en un día como el de ayer, por ejemplo, volver a ver personas que hemos visto antes en actos como este, que nos hemos visto antes gracias a que hemos puesto en el centro de nuestras vidas al Señor del Gran Poder y su Santísima Madre.
El hacer una crónica de lo vivido este año en el Viso del Alcor por los que hemos constituido la representación de nuestra Hermandad en esta 45 edición de la Convivencia Nacional de Hermandades del Gran Poder resulta fácil y sencillo de definir con una simple palabra: GRACIAS.
Gracias a nivel de corporación por las atenciones recibidas en todos momentos por la Junta de Gobierno de la Muy Antigua y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Merced, por todos sus miembros y en especial por su Hermano Mayor D. Jesús S. Jiménez Rodríguez.
Gracias a D. Enrique Esquívias de la Cruz, Hermano Mayor de la Pontificia y Real Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder de Sevilla y a todos los Hermanos Mayores de las distintas Hermandades convocadas, por sus palabras de reconocimiento hacia nuestra Hermandad en el apoyo incondicional que siempre hemos demostrado en las todas las ediciones de las convivencias realizadas.
Y como no, a D. Francisco Javier Bonilla, por la amistad y deferencias hacia nosotros, su Hermandad de Almendralejo, por transferir el testigo de esos lazos de unión entre hermandades hacia n/h y Tte. de Hno. Mayor D. Alonso Álvarez Colchón, y la propuesta para realizar el Pregón del Nazareno de 2014 y compartir con ellos de forma especial la Estación de Penitencia del Señor del Viso el próximo Viernes Santo.
Año a año, las convivencias se convierten en un asunto de interés porque no cabe duda que formamos un conjunto numeroso de hermandades, 28 que existen en España; un conjunto numeroso de hermandades que rinden culto y veneran a una advocación muy particular. Advocación que nos une a todos de una manera muy efectiva.
Y no solo es el culto a la Imagen, pues por encima del culto a la Imagen está el centrar nuestra vida como cristianos a través de la hermandad en torno al Misterio del Gran Poder de Dios. Porque no hay que olvidar que aunque las imágenes sean el punto material en donde se centra la atención de los fieles en general, lo que nos convoca es el Gran Poder de Dios y con esa Fe nos hemos unido a través de unas hermandades que rinden culto y veneración a esa misma advocación.
En esta cuadragésima quinta edición, se ha puesto de manifiesto que existe un gran interés por parte de varias hermandades encuadradas bajo esta misma advocación junto con la Hermandad del Gran Poder de Sevilla por dar un paso adelante más, estos encuentros pueden tomar un cariz no distinto pero sí más comprometidos y vinculantes. Indudablemente nuestras instituciones, como tales hermandades, tienen que nuestros fines y nuestros objetivos son idénticos y que nuestras formas y nuestros métodos de actuar y de vivir nuestra vida de hermandad son iguales o muy parecidos. Por lo tanto, no hay duda de que tenemos materia, razones e intereses legítimos para estrechar nuestros lazos de unión y no hay duda ninguna también que todo lo que es unir es bueno, que todo lo que es unir a hermanos es todavía mejor y que de ese estrechamiento de relaciones se seguirán consecuencias, por supuesto, siempre positivas. Las hermandades del Gran Poder, pioneras en tantas cuestiones, debemos avanzar, estos encuentros nos aportaban hasta ahora la creación de vínculos fraternales con miembros de otras hermandades y nos daban la oportunidad de cambiar impresiones sobre asuntos cofrades; no nos quedemos ahí, mantengamos esa voluntad de construir más que constituir, plasmar por exacto ese espíritu de confraternidad que existe entre todas las hermandades del Gran Poder y fijar unos hitos o misiones sencillas, pero esenciales, que las acogiésemos como algo que deseamos vivir entre todos.
