martes, 7 de diciembre de 2010

8 de Diciembre, Día de la Inmaculada Concepción

En este día celebramos con júbilo la fiesta más bella de la Virgen, la más entrañada en nuestros pueblos, la más cantada en nuestras iglesias. Pues nunca como hoy aparece María ante nuestros ojos tan radiante de hermosura. Lo que la Biblia en el Apocalipsis dice de toda la Iglesia, la Iglesia misma lo ha entendido siempre ante todo de María, figura y modelo de la Iglesia entera:

- Y apareció una gran señal en el cielo. La Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

Y nos preguntamos:

¿Qué quiere decir Inmaculada Concepción de María?

¿Que significa para nosotros que María sea Inmaculada, la sin mancha alguna?...

Es cierto que la catástrofe ocasionada en el paraíso fue inmensa. A partir de entonces, por la generación natural empezamos a ser pecadores al mismo tiempo que recibimos el ser humano en el seno de la madre.

Y cuando venga María, ¿qué pasará? La que va a ser Madre del Redentor, ¿se va a ver sometida a la vergüenza del pecado y a la esclavitud de Satanás?... ¡Oh, no! Dios no lo permite de ninguna manera.

Ante sus ojos divinos está la Sangre de Jesús antes de que Jesús la derrame por nuestra salvación. Y en virtud de esta misma Sangre, María es redimida de modo singularísimo.

Porque esa Sangre divina, derramada por María igual que por nosotros, tiene una eficacia singular, única, en la futura Madre de Dios: María no será sacada del fango del pecado, sino que no llegará a contraer ni el pecado original tan siquiera, de modo que su Concepción en el seno materno será totalmente pura, sin mancha alguna, que esto significa Concepción Inmaculada.

La Iglesia lo ha creído siempre así. En aquel “llena de gracia” del Ángel a la Virgen, el pueblo cristiano, guiado siempre en su fe por el Espíritu Santo, vio una plenitud tal de gracia que era incompatible con ella cualquier mancha de pecado.

El Papa Pío IX acogió el clamor de toda la Iglesia, e investido de toda su autoridad apostólica, el 8 de Diciembre de 1854 definía como dogma de fe, revelada por Dios, la Concepción Inmaculada de María.

Para nosotros, para la Iglesia, María en su Inmaculada Concepción es el modelo supremo de la pureza que Dios nos dio en el Bautismo, de la que nos pide en nuestra vida y de la que nos revestirá en la eternidad.

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía!

Invitamos a todos los hermanos a la Solemne Vigilia que celebraremos mañana día 8 de Diciembre a las 07’30 horas en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación

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